viernes, 18 de abril de 2008

El escritor que se adelantó medio siglo. Osvaldo Bazán . Cronica de la Argentina (Director Jorge Lanata)

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1967. Pellegrini en la noche de la calle Corrientes, que tan bien había descripto.






Asfalto fue censurada en los sesenta y su autor, condenado a tres meses de prisión por tocar un tema tabú: la homosexualidad. Hoy es objeto de homenajes y ediciones aquí y en el extranjero. La historia de un auténtico artista.

“Yo ni sabía que se podía prohibir un libro”, dice Renato Pellegrini ahora, cuando ya todo pasó, pero eso no significa –ni mucho menos– que todo eso que pasó no importe. Importa y cómo. Renato Pellegrini fue una estrella de la literatura argentina aunque su luz, la del cometa, se apagó a finales de los 60 y es ahora, cuando el siglo XXI ya es costumbre, que vuelve a brillar como antes, más que antes. La novela que escribió entre 1960 y 1963 y que publicó en 1964 tuvo un pedido de captura (ver recuadro). Se llamó Asfalto y fue un best seller, el libro del que todo el mundo hablaba hasta que llegó el silencio.Ya su amigo Manuel Mujica Láinez se lo había anticipado cuando en el bar La Fragata de Corrientes y San Martín, sin sentarse, escribió el prólogo del libro, guardó la lapicera y le dijo: “No te lo firmo porque con este libro te meterán preso y yo no quiero verme metido en ese lío”. “Pero yo lo tomé como una broma”, dice ahora Pellegrini y se ríe, como si hubiese comenzado una travesura hace 45 años y recién ahora lo descubrieran. ¿De qué trataba Asfalto para haber escandalizado tanto? Eduardo Ales, un joven pobre de 17 años llega a Buenos Aires desde Córdoba. No lo marean las luces de la gran ciudad sino todos esos hombres que en igual medida le ofrecen protección y sexo oscuro, clandestino, imágenes paternas e imágenes libidinosas. Un viaje existencialista que aún hoy suena moderno, profundo, irreverente. Mucho más de lo que se puede decir de la mayor parte de la literatura argentina contemporánea.Nadie hasta ese momento había escrito en Argentina tan claramente sobre el tema tabú: la homosexualidad: “Yo vine a los 17 años a Buenos Aires, conocí a Abelardo Arias y otros escritores. Había toda una serie de muchachos gays pero nadie se animaba a escribir nada sobre el tema. Y yo les preguntaba por qué no lo hacían, si eran escritores y tenían material para hacerlo. Pero no. Incluso el mismo Abelardo había hecho Árboles talados, donde disimuló el tema. No faltaba nada. De Manucho no hablemos porque tenía otra vida, no se podía meter en esto”.Fue tal el impacto que causó Asfalto que Carlos Fontanarrosa, director por ese entonces de la revista Gente mandó que le hicieran un reportaje que Renato contestó paseando por la ciudad. Sólo salió en el número 0, jamás fue publicado para el gran público. Los críticos de diarios y revistas no quisieron hablar del libro del que hablaba toda la ciudad. Ni Ernesto Schóo en Primera Plana ni Roberto Di Chiara en Clarín lo hicieron.“Era muy amigo de Oscar Hermes Villordo. Cuando sale el libro me llama para que hablemos, quería hacer la crítica. Pasé por La Nación, donde él trabajaba. Charlamos tres horas. Todavía hoy estoy esperando que saque la crítica. Veinte años después, Villordo era el campeón de la homosexualidad. ¡Cómo las cosas cambian! En ese momento ni se animó a comentar la novela.”Asfalto fue la segunda novela de Pellegrini, la primera Siranger, había sido un éxito. Sin embargo, nunca dejó de trabajar en Fabricaciones Militares, en donde nadie sabía que era escritor. “Todo era hipocresía, era todo tremendo, muy complicado. No había una cosa definitiva, no es que un muchacho era gay, era afeminado. Para encontrarte con alguien, bueno, había códigos de miradas, tenías que estar en el engranaje. Que la cosa fuera un poco tapada, lo hacía más interesante”, dice y ríe y no abre ninguna puerta a la intimidad. El escándalo lo apartó de la escritura por un tiempo, se dedicó a otras aventuras de las que no larga prenda porque piensa contarlas en su próxima novela. En 2004 y con mucho esfuerzo, se reeditó la novela y a partir de ahí, los estudios internacionales primero y las nuevas generaciones de lectores después lo están ubicando en el lugar que siempre mereció: un adelantado que no sólo habló de lo que nadie habló. También lo hizo como lo que es, un gran, gran artista. “Si me hubieran dado un premio, ya todos se habrían olvidado”El Dr. Pablo Loumagne era habitual cliente de la librería Splendid, donde también compraba sus libros Renato Pellegrini. Una noche de febrero de 1967, la dueña de la libería nombró a Renato adelante de Loumagne, que hacía meses estaba buscando al escritor, ya que era secretario del juez Horacio Calvo, que tramitaba el proceso contra el escritor por infracción al artículo 128 del Código Penal sobre publicaciones obscenas. Le dijo que por favor se pusiera en contacto con él, porque le había mandado intimaciones que nunca fueron respondidas. Esa madrugada Pellegrini se enteró que tenía que presentarse. Cuando fue, le contaron todo lo que había pasado sin que él se enterase. El juez ya había fallado en un informe favorable de cuatro carillas, absolviéndolo y no haciendo lugar a proceso. El fiscal apeló y la Cámara del Crimen contestó favorablemente, lo que habilitó al fiscal a pedir seis meses de prisión. Loumagne le aconsejó a Pellegrini que buscara un buen abogado. La SADE le ofreció dos, pero él prefirió trabajar con el también escritor Juan Jacobo Bajarlía. Para contestar la requisitoria, Bajarlía confronta la crudeza de Asfalto con la de otros libros que, en su momento, quedaron al margen de toda sanción punitiva al establecer que la obra de arte se juzga en su totalidad y no fragmentariamente. Comienza con el Ulises (1922) de James Joyce, quien comparece ante la justicia para dar cuenta de sus obscenidades. En ese momento el juez del caso estableció que para determinarse si un libro es obsceno debía determinarse si la intención del autor al escribirlo fue pornográfica.La sentencia del juez fue que el Ulises no es inmoral, aunque hiera algún sentimiento. Bajarlía también habló de libros de Sartre, Baldwin y D. H. Lawrence.Renato fue absuelto dos veces por el juez, una nueva apelación del fiscal traslada el juicio a la Cámara del Crimen, donde por dos votos contra uno resulta prohibida la novela y condenado su autor a tres meses de prisión en suspenso.“Yo me asusté –dice ahora– porque trabajaba en Fabricaciones Militares y tenía miedo de que me echaran. El único que sabía en mi trabajo era el gerente. A los demás no les avisé, y como nadie leía...”, se ríe. “Uno de los jurados dijo que era una gran novela, otro dijo que era una porquería y el tercero no decía nada, pero estaba de acuerdo con el que había hablado mal”. Es evidente que no puede disimular su orgullo: “Lo tomo como un premio, mejor aún. De un premio ya todos se hubieran olvidado” dice.Necesario acto de desagravioDespués de años de que Asfalto fuese inhallable, gracias al trabajo de la librería online gay lésbica www.libreríaotrasletras.com, ahora vuelve a estar al alcance de los seguidores que se multiplican rápidamente y no sólo en Argentina. Se editó en México, está a punto de editarse en España y traducirse al inglés. El viernes 18 en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales (Marcelo T. de Alvear 2230) habrá un homenaje a Asfalto con la presencia de Renato Pellegrini.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

De una manera u otra el destino siempre me lleva a historias como esta, hace ya un tiempo que leí “Las Amistades Particulares” de Roger Peyrefitte y todavía hoy me encuentro intentando revivir los hermosos encuentros clandestinos de Jorge y Alejandro. Gracias a esta añoranza he encontrado este blog. Unos meses atrás supe de la existencia de un libro similar, escrito por un gran amigo de Peyrefitte, llamado “La Ville Dont le Prince Est un Enfant” investigando acerca de sus ediciones y traducciones fue certero dar con el nombre de la editorial Tirso lo que me llevo a su vez a Renato Pellegrini y su controversial libro “Asfalto” el que desearía fervientemente leer algún día ya que parece darle la carga extra de discriminación latina que los autores europeos no han plasmado lo que me hace sentir identificado con los personajes según los describen en las reseñas.

A este ilustre señor debo agradecerle en primer lugar por a mis veinte y un años haberme dado por medio de su editorial un sentido hermoso y puro del amor, porque si bien Peyrefitte es responsable del contenido quien hace la edición vela por que el sentido se mantenga universal. También debo dar gracias por ahora regalarme la posibilidad de leer a Henry de Montherlant y descubrir lo que nos ha dejado como patrimonio cultural y social.

Lastimosamente acá en Venezuela este tipo de literatura no tiene gran auge y de hecho puede generar conflictos y censuras propios del tabú en la temática homosexual, esto llega incluso a reflejarse en los rostros alarmados de los bibliotecarios cuando se solicita alguno de estos libros; Pero afortunadamente las bibliotecas con su sentido universal de la literatura albergan escondidos ejemplares ya enmohecidos que esperan ser leídos una vez más, esto no ocurre con todos y no en todas las bibliotecas pero el solo hecho de su existencia me alienta cada día a salir en búsqueda de ellos con la esperanza de que aparecerán sus páginas frente a mí y de poder adentrarme en ellas hasta que sea hora de regresar a casa.

renato dijo...

Soy la asistente de Renato, me pidio tu mail para enviarte con gusto el libro de regalo.

Anónimo dijo...

Valla… Que alago… ¡Estoy realmente sorprendido! de verdad, no sabe cuán valioso es para mí que el señor Pellegrini supiese de mi comentario anterior. Mi correo electrónico es: eriol_hiragizawa@msn.com. Valoro con mucho aprecio su gentileza, sinceramente, muchas gracias.

Anónimo dijo...

yo, A.M.O.... me parece magnifico...


A.....ANA
M .... MARTHA
O .... OCHAGAVIA